domingo, 22 de diciembre de 2019

Petricor




Tu alma huele a tierra mojada, a muralla vieja, a sentimientos arrojados al Darro y a una noche acompasada de Camarón desde el mirador de San Nicolás. Tu alma se siente como una mirada entreabierta desde un lado de la cama, como una proposición indecente antes de que den las cuatro de la madrugada, y como una nota que encuentras en tu bolsillo cargada de dulces confesiones. Tu alma toca suave haciendo pases sedantes de incienso sobre la loza del hammam, suave enseñando una nueva palabra secreta en una cena de casualidades, y suave tañendo una canción de Marwan que reza por perpetuar el instante.

Tu alma se disfraza de aventuras y personajes exóticos para evitar ser atrapada por sus propias esperanzas y anhelos. Tu alma luce tranquila sus cientos de inquietudes, pero en secreto se lame las heridas que le han creado sus insensateces y caprichos...

¿Pero sabes qué? Granada me la suda… Yo soy sentimiento. Yo soy quien se rompe la camisa y se arroja a la calle en una lluviosa noche de febrero. Yo soy el que no teme tomar tu mano y pegar un tirón para que caigas sobre mis labios. Yo soy la más pura nobleza que ha buscado tu mirada en este antro de Pedro Antonio, y soy la más santa de las batallas que vas a librar. Yo soy tu alma, yo soy tierra mojada.

miércoles, 18 de diciembre de 2019

Risotto de Mercadona



Estoy haciendo risotto del Mercadona y me nacen los recuerdos de cuando me lo preparabas tú en nuestro pequeño estudio de Lavapiés o en aquel otro ilegal de La Ventilla. El risotto de Mercadona sabe a melancolía, huele a cuando aún nos soportábamos o al menos a cuando aún éramos capaces de dormir abrazados tú y yo, Madrid y yo.

Estoy haciendo risotto de Mercadona y no sabe igual que el tuyo, porque no tengo esa sazón tuya tan rica que impregnaba todos tus desplantes. El mío sabe soso, aceitoso y está algo quemado. El mío sabe a mí, a lo que he sufrido. El mío sabe a templanza y miedo, a asfalto y sacrificio, a ración de soldado. El mío sabe a Norte.

Estoy haciendo risotto de Mercadona y no tengo hambre de tantas que son las nostalgias que me empachan. Pero aun así tomo cucharada tras cucharada de compasión hasta que me da una arcada de lucidez y vomito sobre estos renglones. Y la boca me sabe amarga, pero el cuerpo se me queda en paz, purgado, auténtico.

Estoy haciendo risotto de Mercadona.
Estoy haciéndome a mí.

lunes, 9 de diciembre de 2019

Cantabria



Hoy he llorado por ti, y también por tu hija, por tu tristeza, y por un mar de nubes blanco, rosa, azul y dorado. He llorado por los valles pasiegos encharcados en bruma, y también por las montañas borrascosas de mis abuelos, por una tierra de mar ocre pastel que surcan garzas señoriales. He llorado tradiciones que huelen a pólvora y saben a la lonja y al tejo, que huelen al trueno nocturno y suenan a aullidos rabiosos.

Hoy he llorado por la conciencia de un pueblo noble, y especialmente por la mía. Hoy he llorado porque perdí su voleteo salvaje, porque me lo arrancaron a mordiscos y susurros, a golpes y al eco de las maldiciones. 

Hoy he llorado porque ya no creo en ti.

Porque los caminos están tristes, oscilan.
Porque yo estoy viejo, fragmento.
Por de Cantabria ser, infinito.

domingo, 8 de diciembre de 2019

Templanza


TEMPLANZA


Templanza. Templanza para esta víbora: venenosa, elegante, alejada, que se presenta con sus anillos e hipnóticos tintes como un buen amigo de los que te traicionan. Templanza para este artista sin musa, para este peregrino errante que ha dejado su bastón posado en el marco de una vida responsable, para este hombre de fe que ha abrazado a su prójimo. Templanza para este conquistador de costas latinas, para este triste hombre de indecentes propuestas cargadas de desamor, inmadurez, y un mágico primitivismo. Templanza. Una oración de los muertos por sus supervivientes, sobre todo por los que esperanzan, por los que alegran a un kamikaze emocional o contienen a un trader de primeros amores.

Sobre todo por los poetas, por los filósofos, por los reyes del sábado noche… A los que se preguntan: ¿qué es la vida? A los que responden: palabras, una ilusión, y palabras. Así que arráncame el alma a besos suaves, tímidos. Así que otra vez el viento que sonríe, que es Pazuzu. Así que este mártir que ya no escribe a sus putas ni a sus desventuras, sino a los conceptos, a la matemática profana, al orden esquizofrénico. Así que a la mierda la templanza, a la mierda la serenidad, y a la mierda los perros.

¡Qué Valdés me bendiga con una vida de gata, con un no levantarme, con una fría noche eterna y hermosa! Qué renazca el amante inocente de la Madrid infernal; qué vuelva a ser lo que siempre he sido. Que me entierren con cuatro rosas: blanco, rojo, sangre y ámbar. Santidad. La esperanza perdida de un glorioso pasado ochentero. Amor, palpita, convoca un desfile de puños alzados, de gentes odiosas.

Y ya, luego, templanza…