domingo, 22 de diciembre de 2019

Petricor




Tu alma huele a tierra mojada, a muralla vieja, a sentimientos arrojados al Darro y a una noche acompasada de Camarón desde el mirador de San Nicolás. Tu alma se siente como una mirada entreabierta desde un lado de la cama, como una proposición indecente antes de que den las cuatro de la madrugada, y como una nota que encuentras en tu bolsillo cargada de dulces confesiones. Tu alma toca suave haciendo pases sedantes de incienso sobre la loza del hammam, suave enseñando una nueva palabra secreta en una cena de casualidades, y suave tañendo una canción de Marwan que reza por perpetuar el instante.

Tu alma se disfraza de aventuras y personajes exóticos para evitar ser atrapada por sus propias esperanzas y anhelos. Tu alma luce tranquila sus cientos de inquietudes, pero en secreto se lame las heridas que le han creado sus insensateces y caprichos...

¿Pero sabes qué? Granada me la suda… Yo soy sentimiento. Yo soy quien se rompe la camisa y se arroja a la calle en una lluviosa noche de febrero. Yo soy el que no teme tomar tu mano y pegar un tirón para que caigas sobre mis labios. Yo soy la más pura nobleza que ha buscado tu mirada en este antro de Pedro Antonio, y soy la más santa de las batallas que vas a librar. Yo soy tu alma, yo soy tierra mojada.

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