viernes, 15 de mayo de 2020

Junto al Río




Agáchate, y cómeme la polla me dices con tu mirada junto al Manzanares. Agáchate, que luego le contaré a mi corro de arpías lo bien que lo haces. Agáchate, mas no alces la cabeza en ningún momento, por si me tienta invitarte a tomar una cerveza junto al puente y corro el riesgo de quedarme prendado de tu salvaje ternura. Agáchate, y que los dioses me libren de tirar toda mi vida de pecado a los Infiernos por pasar una noche de falso amor contigo, una noche de recíproca indulgencia.

Así que agáchate por un rato, que luego yo iré a refugiarme en los brazos de mi amado, donde todo es perfecto y sabe a pureza, donde se ahogan mis frustraciones en sus sonrisas, donde me siento tan protegido y valorado que casi me creo persona. Y puedo dormir.

Apaciguado mi cálido corazón, al día siguiente volveré a dejarme arrastrar por la marea de los hábitos salvajes. Volveré a convertirme en un ser de sombras que calma su rabia en la boca de un puñado de putitas de reglamento. Tomaré de las caderas, afortunada, a la diosa de la retórica, y la embestiré con mi dulce prosa.

Cargado de desprecio hacia mi reflejo, volveré cansado a tus brazos: Me mirarás a los ojos sabiendo que te amo tanto que no puedo estar solo contigo. Yo veré ese mismo reflejo en tu mirada. En silencio, odiaremos nuestro inconformismo. Y así la perfección será una con nosotros.

Desdicha junto al río, alegría en mi ser.
Pero todo sabe a poco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario