miércoles, 18 de diciembre de 2019

Risotto de Mercadona



Estoy haciendo risotto del Mercadona y me nacen los recuerdos de cuando me lo preparabas tú en nuestro pequeño estudio de Lavapiés o en aquel otro ilegal de La Ventilla. El risotto de Mercadona sabe a melancolía, huele a cuando aún nos soportábamos o al menos a cuando aún éramos capaces de dormir abrazados tú y yo, Madrid y yo.

Estoy haciendo risotto de Mercadona y no sabe igual que el tuyo, porque no tengo esa sazón tuya tan rica que impregnaba todos tus desplantes. El mío sabe soso, aceitoso y está algo quemado. El mío sabe a mí, a lo que he sufrido. El mío sabe a templanza y miedo, a asfalto y sacrificio, a ración de soldado. El mío sabe a Norte.

Estoy haciendo risotto de Mercadona y no tengo hambre de tantas que son las nostalgias que me empachan. Pero aun así tomo cucharada tras cucharada de compasión hasta que me da una arcada de lucidez y vomito sobre estos renglones. Y la boca me sabe amarga, pero el cuerpo se me queda en paz, purgado, auténtico.

Estoy haciendo risotto de Mercadona.
Estoy haciéndome a mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario